En un colegio de Los Ángeles, En Estados Unidos, comenzaba a dar clases Eugen Simonet. Era profesor de Ciencias Sociales. En su primer día de trabajo, lanzó el siguiente reto a sus alumnos:
-Debéis hacer propuestas para mejorar el mundo.
Trevor era un alumno muy imaginativo y se le ocurrió lo siguiente:
En ese mismo día, Trevor ayudó a un joven mendigo alojándole en su casa.
Dos meses después, en la misma ciudad, dos delincuentes estaban robando el bolso a una chica en plena calle. En ese momento pasaba por allí Chis, un periodista. Chis se puso a hacer fotografías para que la policía pudiera identificarlos. Pero en un instante, los delincuentes cogieron un coche y escaparon. En su acelerada huida chocaron contra el coche de Chis, que quedó destrozado.
Mientras, un anciano contemplaba la escena. Cuando todo pasó, vio que Chis estaba llorando, sin coche no podía trabajar. El anciano caminó hacia Chis y, dándole las llaves de su lujoso coche, le dijo:
-Te lo regalo. A ti te hace más falta que a mí -le dijo sonriendo.
Chis seguía llorando, pero ya no de pena, sino de alegría.
-Por qué lo has hecho? -preguntó Chis al anciano.
-Hace unos días me mareé en plena calle. Un joven mendigo corrió hacia mí y evitó que me atropellaran. Arriesgó su vida por mí. Yo le hice la misma pregunta y él me respondió: "Te he ayudado con una condición: que tú hagas un favor a otras tres personas que lo necesiten". Por eso -continuó hablando el anciano- te regalo mi coche; así agradezco a aquel joven que me salvara la vida.
Chis seguía escuchando al anciano con mucha atención.
-Y hoy yo te regalo mi coche con la condición de que prestes tu ayuda a otras personas que la necesiten.
- Una vez leído el relato, reflexiona sobre lo importante que es una cadena de favores para conseguir que nuestro alrededor y el mundo entero cambie.
- ¿Estarías dispuesto a hacerla?